No es nada fácil comprimir 580 kilómetros, más de ochenta horas corriendo o diez días de vida en un vídeo sin que quede demasiado largo y sea un tostón. Era mi primera experiencia "en serio" en autodocumentar algo, y hay que entender la peculiaridad mentalidad del cámara, más interesado en puentes que en filmarse corriendo. Finalmente este es el resultado, el legado visual de mi sendero iroqués.
2 de diciembre de 2015
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