Definición de maratón, Diccionario de la Real Academia Española, 21ª edición, 1992 [RAE] |
Definición de maratón, Diccionario de la Real Academia Española, 24ª edición, 2016 [RAE] |
Y, sin embargo, sabemos que Fidípides por Heródoto -y Pausanias- muy posiblemente no corrió de Maratón a Atenas, es posible que ningún mensajero a pie corriera de Maratón a Atenas e incluso es posible que la leyenda de Maratón no corresponda a una carrera individual, sino colectiva.
¿De dónde viene el término «maratón» para referirse a una actividad de resistencia? ¿Por qué se asocia a la localidad de Maratón? ¿Cómo ha sobrevivido el término más de 2500 años y se ha traducido a la mayoría de las lenguas del planeta?
Recapitulemos lo ya visto en entradas posteriores:
i) había corredores-mensajeros en la antigua Grecia, eran un cuerpo profesional al servicio de cada polis para enviar mensajes urgentes;
ii) eran hombres, ciudadanos libres, estaban entrenados y podían cubrir grandes distancias (hasta 200 km en un día aproximadamente);
iii) no podían ir a caballo, podían ser visto a lo lejos, pero tampoco en largas distancias los caballos son más rápidos;
iv) eran respetados como emisarios de las poleis que servían y hasta cierto punto también representaban, atacarles llevaba aparejada una pena muy importante, incluso si era un mensajero del Estado enemigo;
v) dado que eran "intocables", tampoco podían portar armas de ningún tipo;
vi) no existía un sistema de relevos porque no había postas posibles dado que lo que en la actualidad es Grecia hace 2500 años eran pequeños Estados independientes que no habían establecido una red de postas o relevos.
De Heródoto, que fue casi contemporáneo de la batalla de Maratón y del cual si bien es cierto que en algunos episodios puede albergar dudas, en cuanto al mensajero Fidípides los estudiosos lo aceptan como cierto; resumiendo, porque ya se vió en otra entrada:
1) Fidípides -más que Filípides, muy probablemente- era el mejor corredor-mensajero de la ciudad-Estado de Atenas;
2) fue despachado a Esparta para solicitar ayuda a éstos ante el inminente ataque persa, que ya lo había hecho en las islas Cícladas y en Eubea y se tenía información de que embarcaban de nuevo;
3) la distancia de Atenas a Esparta es de 220-250 km; la cubrió en menos de dos días, descansó y volvió al día siguiente tardando un tiempo similar para informar de la respuesta espartana;
4) no hay constancia documentada de que fuese a Maratón, de que anunciase él la victoria en la batalla ni de que muriese al llegar a Atenas tras entregar el mensaje espartano.
Hay algunos estudiosos que descartan tajantemente el hecho del corredor individual que hace el anuncio de la victoria ateniense («Maratón», Richard A. Billows, 2014) . Y es que si la versión de sus hechos es la correcta, no uno ni dos, sino todo el ejército ateniense debió "correr" a Atenas para defenderla de los persas en su carrera contrareloj, persas en barcos rodeando el Ática y atenienses a pie volviendo a la ciudad cargados con todo para combatir en caso de necesidad, es decir, corriendo poco o nada dado que el peso del equipo se sitúa en los 20-30 kg de masa. Según esta hipótesis, la leyenda de Maratón se corresponde con esa carrera de todo el ejército, no de un corredor individual.
Entonces, ¿de dónde viene todo lo de Filípides, la Maratón-Atenas, el «vencimos» y morir? Posiblemente de una confusión, no necesariamente intencionada. ¿Y de una confusión viene la distancia de la prueba deportiva más famosa del mundo, un concepto definido en lenguas a lo largo y ancho de este planeta y la producción de algunas obras artísticas históricamente erróneamente? Posiblemente sí. Es el poder de las leyendas.
Extracto de «Moralia» (Plutarco) [Fama2] |
«τὴν τοίνυν ἐν Μαραθῶνι μάχην ἀπήγγειλεν, ὡς μὲν Ἡρακλείδης ὁ Ποντικὸς ἱστορεῖ, Θέρσιππος ὁ Ἐρωεύς: οἱ δὲ πλεῖστοι λέγουσιν Εὐκλέα, δραμόντα σὺν τοῖς ὅπλοις θερμὸν ἀπὸ τῆς μάχης καὶ ταῖς θύραις ἐμπεσόντα τῶν πρώτων, τοσοῦτο μόνον εἰπεῖν ‘χαίρετε καὶ χαίρομεν’»
«Pues bien, la noticia de la batalla de Maratón la anunció, según cuenta Heráclides Póntico, Tersipo Erquieo. Aunque la mayoría asegura que fue Eucles quien corrió con las armas, aún caliente de la batalla, y cayó en la puerta de los próceres, sólo pudiendo decir: "Saludos, vencimos" y justo después, expiró.»
«Obras Morales y de Costumbres. Volumen V. Las cuestiones romanas y las cuestiones griegas; Sobre la fortuna de los romanos; Sobre la fortuna de Alejandro; Sobre la fama de los atenienses; ¿Fueron los atenienses más ilustres en guerra o en sabiduría?» («Moralia. De gloria Atheniensium») (Plutarco, siglo I) [traducción «Plutarco. Obras Morales y de Costumbres (Moralia)» Editorial Gredos, 1989, ligeramente adaptada]
A pesar de los cinco siglos de diferencia, Plutarco dice basarse en Heráclides Póntico, astrónomo y filósofo griego del siglo IV a.C., es decir, más de cien años después de la batalla... pero desgraciadamente no se conserva el texto original; extractamos:
a) Plutarco -en boca de Heráclides- no menciona a Fidípides como corredor de la Maratón-Atenas;
b) sí da dos nombres, Tersipo y Eucles como posibles mensajeros a pie, siendo el segundo el que más se ajusta a la leyenda moderna de llegar exhausto, comunicar la noticia de la victoria y fallecer. Pero ya deja entrever una confusión entre dos nombres aunque no en la gesta en sí.
De aquí surgen otras hipótesis históricas: se vio anteriormente que había dos tipos de mensajeros, los "ceremoniales" y los corredores "puros". Christos D. Dionysopoulos («The Battle of Marathon», 2015) asigna la primera misión a Tersipo, cargado con toda su panoplia, supuestamente corriendo, y entrando victorioso en Atenas entre muestras de euforia al anunciar que los persas habían sido derrotados; para, horas después, ser Eucles el que, en menos de tres horas, sin armas, sin aliento casi, anunciara que los persas podían desembarcar en Falero y tenían que prepararse para la batalla, mientras el ejército ateniense seguía la misma ruta a otro ritmo por ir cargado con todos los pertrechos para batallar.
Y quien remata la confusión es Luciano de Samosata, otro siglo después de Plutarco, y siete tras la batalla, quien es el culpable de todas las confusiones posteriores: él es quien, por primera vez, mezcla Maratón, Filípides, mensajero, carrera y muerte exhausto.
Extracto de «Ὑπὲρ τοῦ ἐν τῇ Προσαγορεύσει Πταίσματος», «Pro Lapsu inter salutandum» (Plutarco) [Archive] |
«El uso moderno de la palabra [saludos, buenas, qué tal] proviene de Filipides, el corredor-mensajero. Llevó las noticias de la batalla de Maratón, encontró a los arcontes [gobernantes] sentados, esperando las noticias de la batalla. "Saludos, vencimos", dijo, y murió al dar el mensaje, siendo la palabra Saludos su último resuello.»
«Ὑπὲρ τοῦ ἐν τῇ Προσαγορεύσει Πταίσματος», «Pro Lapsu inter salutandum» (Luciano) [traducción propia]
Quizá el problema es que Luciano era humorista, satírico, un cronista ácido -incluso el precursor de la ciencia-ficción-, pero desde luego Luciano de Samosata no era un historiador, ni un geógrafo. Y, sin embargo, a pesar de que una de sus citas más conocidas es «Escribo, por tanto, sobre cosas que jamás vi, traté o aprendí de otros, que no existen en absoluto ni por principio pueden existir», es en el que se ha basado la cultura contemporánea para sostener la leyenda de Maratón. Nadie más en la historia clásica mezcló esos nombres, carreras, batallas y supuestos hechos, así que Luciano es el culpable de mezclar términos, nombres y hechos históricos, posiblemente sin intención, no se percibe precisamente en este texto ironía, sarcasmo o crítica, pero más culpa tendrá quien ha cogido este texto con base histórica.
¿Pero cómo un texto del siglo II ha llegado a nuestros días convertido en una idea universal asociada al esfuerzo, la tenacidad y la perseverancia? ¿Cómo llegó Filípides a nuestros días casi dos milenios después?
Nos tenemos que remontar a 1879, fecha en la que Robert Browning, prolífico poeta y dramaturgo inglés quien escribió el poema «Pheidippides» (con d, nótese).
«Pheidippides
First I salute this soil of the blessed, river and rock! Gods of my birthplace, daemons and heroes, honor to all! Then I name thee, claim thee for our patron, co-equal in praise --Ay, with Zeus the Defender, with Her of the aegis and spear! Also ye of the bow and the buskin, praised be your peer, Now, henceforth and forever,--O latest to whom I upraise Hand and heart and voice! For Athens, leave pasture and flock! Present to help, potent to save, Pan--patron I call!
Archons of Athens, topped by the tettix, see, I return! See, 'tis myself here standing alive, no specter that speaks! Crowned with the myrtle, did you command me, Athens and you, "Run, Pheidippides, run and race, reach Sparta for aid! Persia has come, we are here, where is She?" Your command I obeyed, Ran and raced: like stubble, some field which a fire runs through Was the space between city and city; two days, two nights did I burn
Over the hills, under the dales, down pits and up peaks. Into their midst I broke: breath served but for "Persia has come! Persia bids Athens proffer slaves'-tribute, water and earth; Razed to the ground is Eretria--but Athens, shall Athens sink, Drop into dust and die--the flower of Hellas utterly die, Die with the wide world spitting at Sparta, the stupid, the stander-by? Answer me quick, what help, what hand do you stretch o'er destruction's brink? How--when? No care for my limbs!--there's lightning in all and some-- Fresh and fit your message to bear, once lips give it birth!"
O my Athens--Sparta love thee? Did Sparta respond? Every face of her leered in a furrow of envy, mistrust, Malice,--each eye of her gave me its glitter of gratified hate! Gravely they turned to take counsel, to cast for excuses. I stood Quivering,--the limbs of me fretting as fire frets, an inch from dry wood: "Persia has come, Athens asks aid, and still they debate? Thunder, thou Zeus! Athene, are Spartans a quarry beyond Swing of thy spear? Phoibos and Artemis, clang them 'Ye must'!"
No bolt launched from Olympos! Lo, their answer at last! "Has Persia come,--does Athens ask aid,--may Sparta befriend? Nowise precipitate judgment--too weighty the issue at stake! Count we no time lost time which lags thro' respect to the Gods! Ponder that precept of old, 'No warfare, whatever the odds In your favor, so long as the moon, half-orbed, is unable to take Full-circle her state in the sky!' Already she rounds to it fast: Athens must wait, patient as we--who judgment suspend."
Athens,--except for that sparkle,--thy name, I had moldered to ash! That sent a blaze thro' my blood; off, off and away was I back, --Not one word to waste, one look to lose on the false and the vile! Yet "O Gods of my land!" I cried, as each hillock and plain, Wood and stream, I knew, I named, rushing past them again, "Have ye kept faith, proved mindful of honors we paid you erewhile? Vain was the filleted victim, the fulsome libation! Too rash Love in its choice, paid you so largely service so slack!
"Oak and olive and bay,--I bid you cease to enwreathe Brows made bold by your leaf! Fade at the Persian's foot, You that, our patrons were pledged, should never adorn a slave! Rather I hail thee, Parnes,--trust to thy wild waste tract! Treeless, herbless, lifeless mountain! What matter if slacked My speed may hardly be, for homage to crag and to cave No deity deigns to drape with verdure?--at least I can breathe, Fear in thee no fraud from the blind, no lie from the mute!" Such my cry as, rapid, I ran over Parnes' ridge; Gully and gap I clambered and cleared till, sudden, a bar Jutted, a stoppage of stone against me, blocking the way. Right! for I minded the hollow to traverse, the fissure across: "Where I could enter, there I depart by! Night in the fosse? Athens to aid? Tho' the dive were thro' Erebos, thus I obey-- Out of the day dive, into the day as bravely arise! No bridge Better!"--when--ha! what was it I came on, of wonders that are?
There, in the cool of a cleft, sat he--majestical Pan! Ivy drooped wanton, kissed his head, moss cushioned his hoof; All the great God was good in the eyes grave-kindly--the curl Carved on the bearded cheek, amused at a mortal's awe As, under the human trunk, the goat-thighs grand I saw. "Halt, Pheidippides!"--halt I did, my brain of a whirl: "Hither to me! Why pale in my presence?" he gracious began: "How is it,--Athens, only in Hellas, holds me aloof?
"Athens, she only, rears me no fane, makes me no feast! Wherefore? Than I what godship to Athens more helpful of old? Aye, and still, and forever her friend! Test Pan, trust me! Go, bid Athens take heart, laugh Persia to scorn, have faith In the temples and tombs! Go, say to Athens, 'The Goat-God saith: When Persia--so much as strews not the soil--is cast in the sea, Then praise Pan who fought in the ranks with your most and least, Goat-thigh to greaved-thigh, made one cause with the free and the bold!'
"Say Pan saith: 'Let this, foreshowing the place, be the pledge!'" (Gay, the liberal hand held out this herbage I bear --Fennel,--I grasped it a-tremble with Dew--whatever it bode), "While, as for thee ..." But enough! He was gone. If I ran hitherto-- Be sure that the rest of my journey, I ran no longer, but flew. Parnes to Athens--earth no more, the air was my road; Here am I back. Praise Pan, we stand no more on the razor's edge! Pan for Athens, Pan for me! I too have a guerdon rare!
Then spoke Miltiades. "And then, best runner of Greece, Whose limbs did duty indeed,--what gift is promised thyself? Tell it us straightway,--Athens the mother demands of her son!" Rosily blushed the youth: he paused: but, lifting at length His eyes from the ground, it seemed as he gathered the rest of his strength Into the utterance--"Pan spoke thus: 'For what thou hast done Count on a worthy reward! Henceforth be allowed thee release From the racer's toil, no vulgar reward in praise or in pelf!'
"I am bold to believe, Pan means reward the most to my mind! Fight I shall, with our foremost, wherever this fennel may grow,-- Pound--Pan helping us--Persia to dust, and, under the deep, Whelm her away forever; and then,--no Athens to save,-- Marry a certain maid, I know keeps faith to the brave,-- Hie to my house and home: and, when my children shall creep Close to my knees,--recount how the God was awful yet kind, Promised their sire reward to the full--rewarding him--so!"
Unforeseeing one! Yes, he fought on the Marathon day: So, when Persia was dust, all cried "To Akropolis! Run, Pheidippides, one race more! the meed is thy due! 'Athens is saved, thank Pan,' go shout!" He flung down his shield, Ran like fire once more: and the space 'twixt the Fennel-field And Athens was stubble again, a field which a fire runs through, Till in he broke: "Rejoice, we conquer!" Like wine thro' clay, Joy in his blood bursting his heart, he died--the bliss!
So, to this day, when friend meets friend, the word of salute Is still "Rejoice!"--his word which brought rejoicing indeed. So is Pheidippides happy forever,--then noble strong man Who could race like a god, bear the face of a god, whom a god loved so well,
He saw the land saved he had helped to save, and was suffered to tell Such tidings, yet never decline, but, gloriously as he began, So to end gloriously--once to shout, thereafter be mute: "Athens is saved!"--Pheidippides dies in the shout for his meed.»
First I salute this soil of the blessed, river and rock! Gods of my birthplace, daemons and heroes, honor to all! Then I name thee, claim thee for our patron, co-equal in praise --Ay, with Zeus the Defender, with Her of the aegis and spear! Also ye of the bow and the buskin, praised be your peer, Now, henceforth and forever,--O latest to whom I upraise Hand and heart and voice! For Athens, leave pasture and flock! Present to help, potent to save, Pan--patron I call!
Archons of Athens, topped by the tettix, see, I return! See, 'tis myself here standing alive, no specter that speaks! Crowned with the myrtle, did you command me, Athens and you, "Run, Pheidippides, run and race, reach Sparta for aid! Persia has come, we are here, where is She?" Your command I obeyed, Ran and raced: like stubble, some field which a fire runs through Was the space between city and city; two days, two nights did I burn
Over the hills, under the dales, down pits and up peaks. Into their midst I broke: breath served but for "Persia has come! Persia bids Athens proffer slaves'-tribute, water and earth; Razed to the ground is Eretria--but Athens, shall Athens sink, Drop into dust and die--the flower of Hellas utterly die, Die with the wide world spitting at Sparta, the stupid, the stander-by? Answer me quick, what help, what hand do you stretch o'er destruction's brink? How--when? No care for my limbs!--there's lightning in all and some-- Fresh and fit your message to bear, once lips give it birth!"
O my Athens--Sparta love thee? Did Sparta respond? Every face of her leered in a furrow of envy, mistrust, Malice,--each eye of her gave me its glitter of gratified hate! Gravely they turned to take counsel, to cast for excuses. I stood Quivering,--the limbs of me fretting as fire frets, an inch from dry wood: "Persia has come, Athens asks aid, and still they debate? Thunder, thou Zeus! Athene, are Spartans a quarry beyond Swing of thy spear? Phoibos and Artemis, clang them 'Ye must'!"
No bolt launched from Olympos! Lo, their answer at last! "Has Persia come,--does Athens ask aid,--may Sparta befriend? Nowise precipitate judgment--too weighty the issue at stake! Count we no time lost time which lags thro' respect to the Gods! Ponder that precept of old, 'No warfare, whatever the odds In your favor, so long as the moon, half-orbed, is unable to take Full-circle her state in the sky!' Already she rounds to it fast: Athens must wait, patient as we--who judgment suspend."
Athens,--except for that sparkle,--thy name, I had moldered to ash! That sent a blaze thro' my blood; off, off and away was I back, --Not one word to waste, one look to lose on the false and the vile! Yet "O Gods of my land!" I cried, as each hillock and plain, Wood and stream, I knew, I named, rushing past them again, "Have ye kept faith, proved mindful of honors we paid you erewhile? Vain was the filleted victim, the fulsome libation! Too rash Love in its choice, paid you so largely service so slack!
"Oak and olive and bay,--I bid you cease to enwreathe Brows made bold by your leaf! Fade at the Persian's foot, You that, our patrons were pledged, should never adorn a slave! Rather I hail thee, Parnes,--trust to thy wild waste tract! Treeless, herbless, lifeless mountain! What matter if slacked My speed may hardly be, for homage to crag and to cave No deity deigns to drape with verdure?--at least I can breathe, Fear in thee no fraud from the blind, no lie from the mute!" Such my cry as, rapid, I ran over Parnes' ridge; Gully and gap I clambered and cleared till, sudden, a bar Jutted, a stoppage of stone against me, blocking the way. Right! for I minded the hollow to traverse, the fissure across: "Where I could enter, there I depart by! Night in the fosse? Athens to aid? Tho' the dive were thro' Erebos, thus I obey-- Out of the day dive, into the day as bravely arise! No bridge Better!"--when--ha! what was it I came on, of wonders that are?
There, in the cool of a cleft, sat he--majestical Pan! Ivy drooped wanton, kissed his head, moss cushioned his hoof; All the great God was good in the eyes grave-kindly--the curl Carved on the bearded cheek, amused at a mortal's awe As, under the human trunk, the goat-thighs grand I saw. "Halt, Pheidippides!"--halt I did, my brain of a whirl: "Hither to me! Why pale in my presence?" he gracious began: "How is it,--Athens, only in Hellas, holds me aloof?
"Athens, she only, rears me no fane, makes me no feast! Wherefore? Than I what godship to Athens more helpful of old? Aye, and still, and forever her friend! Test Pan, trust me! Go, bid Athens take heart, laugh Persia to scorn, have faith In the temples and tombs! Go, say to Athens, 'The Goat-God saith: When Persia--so much as strews not the soil--is cast in the sea, Then praise Pan who fought in the ranks with your most and least, Goat-thigh to greaved-thigh, made one cause with the free and the bold!'
"Say Pan saith: 'Let this, foreshowing the place, be the pledge!'" (Gay, the liberal hand held out this herbage I bear --Fennel,--I grasped it a-tremble with Dew--whatever it bode), "While, as for thee ..." But enough! He was gone. If I ran hitherto-- Be sure that the rest of my journey, I ran no longer, but flew. Parnes to Athens--earth no more, the air was my road; Here am I back. Praise Pan, we stand no more on the razor's edge! Pan for Athens, Pan for me! I too have a guerdon rare!
Then spoke Miltiades. "And then, best runner of Greece, Whose limbs did duty indeed,--what gift is promised thyself? Tell it us straightway,--Athens the mother demands of her son!" Rosily blushed the youth: he paused: but, lifting at length His eyes from the ground, it seemed as he gathered the rest of his strength Into the utterance--"Pan spoke thus: 'For what thou hast done Count on a worthy reward! Henceforth be allowed thee release From the racer's toil, no vulgar reward in praise or in pelf!'
"I am bold to believe, Pan means reward the most to my mind! Fight I shall, with our foremost, wherever this fennel may grow,-- Pound--Pan helping us--Persia to dust, and, under the deep, Whelm her away forever; and then,--no Athens to save,-- Marry a certain maid, I know keeps faith to the brave,-- Hie to my house and home: and, when my children shall creep Close to my knees,--recount how the God was awful yet kind, Promised their sire reward to the full--rewarding him--so!"
Unforeseeing one! Yes, he fought on the Marathon day: So, when Persia was dust, all cried "To Akropolis! Run, Pheidippides, one race more! the meed is thy due! 'Athens is saved, thank Pan,' go shout!" He flung down his shield, Ran like fire once more: and the space 'twixt the Fennel-field And Athens was stubble again, a field which a fire runs through, Till in he broke: "Rejoice, we conquer!" Like wine thro' clay, Joy in his blood bursting his heart, he died--the bliss!
So, to this day, when friend meets friend, the word of salute Is still "Rejoice!"--his word which brought rejoicing indeed. So is Pheidippides happy forever,--then noble strong man Who could race like a god, bear the face of a god, whom a god loved so well,
He saw the land saved he had helped to save, and was suffered to tell Such tidings, yet never decline, but, gloriously as he began, So to end gloriously--once to shout, thereafter be mute: "Athens is saved!"--Pheidippides dies in the shout for his meed.»
Sin necesidad de traducir la totalidad del poema, destaco algunos puntos:
a) «Corre, Fidípides, corre, pide ayuda a Esparta», es decir, Robert sabía que Fidípides hizo el trayecto original Atenas-Esparta;
b) «la distancia entre ciudad y ciudad, dos días, dos noches»: Robert conoce el hecho histórico de la carrera Atenas-Esparta y la distancia entre ambas;
c) da el mensaje, los persas han llegado, van a hacer esclavos a los atenienses, «agua y tierra», como hicieron en Eretria; «contestadme pronto, qué ayuda le prestaréis a Atenas, qué mano le echaréis al borde de la destrucción»;
d) los espartanos escuchan, Fidípides percibe malicia, envidia, desconfianza, se retiran a deliberar, a buscar excusas: Robert interpreta como falsa la excusa de Esparta de los dioses, la imposibilidad de guerrear por mandato divino, lo pone en boca de Fidípides;
e) la respuesta espartana es tibia y calculadora: ayudaremos cuando pasen las festividades, Fidípides da media vuelta, «ni una palabra que perder, ni una mirada a la falsedad y la vileza»: de nuevo, Robert pone posiblemente en el mensajero los sentimientos que él pudiera sentir en la misma situación;
f) «lloré, en cada monte y llanura, bosque y arroyo»: ¿cómo se sentiría Fidípides ante lo que posiblemente consideró como una traición? ¿cómo presentarse ante su pueblo como portador de tan malas noticias? Quizá así. Robert Browning hace lo que casi ningún autor: hace volver a Fidípides a Atenas, porque sí, fue y volvió. Si la mayoría creen que corrió Maratón-Atenas, el tanto por cierto de "enterados" lo deja en Esparta, y no, por supuesto que Fidípides volvió, a dar el mensaje a Atenas;
g) los mismos que dejan a Fidípides en Esparta, relatan una aparición divina en unos montes, se le aparece la "santísima trinidad", lo que a ojos de un corredor puede interpretarse como una pájara de considerables dimensiones; pues bien, posiblemente Robert acierte a situarla en la vuelta, cuando estaría más cansado y afectado emocionalmente, cuando el resto de estudiosos piensan que fue a la ida porque muchos no consideran siquiera la vuelta;
h) aunque no lo sabemos con certeza, Robert manda a Fidípides a Maratón, comunica a Milcíades la noticia espartana e incluso combate en la batalla; posiblemente sea una mera interpretación de Robert;
Robert Browning tenía buenos conocimientos de la historia que nos incumbe, supone, interpreta y empatiza con Fidípides, pero se ajusta en su gran mayoría a los hechos históricos conocidos, y cuando no lo hace, le pone dramatismo al personaje-héroe, es un poema, arte, no historia Tampoco un poema así debe interpretarse como histórico, pero desde luego tiene más historia que los dos últimos párrafos aislados, que es lo que han hecho autores de reconocidos libros anglosajones y españoles que apuntan con el dedo acusador en Robert Browning.
Posiblemente el final sea lo que menos se ajusta a la realidad porque:
I) Fidípides llegaría a Atenas en un estado físico lamentable tras el impresionante esfuerzo;
II) cualquiera, a poco que fuese corredor, haría esos 32-36 km más rápido que alguien que ha hecho casi 500;
III) en esas distancias -y en este lugar, dentro del Ática- se podían emplear caballos, siendo más rápidos que un corredor, y, además, en caso de necesidad se puede coger alguno de refresco, prestado, confiscado o como fuere: en época de guerra casi todo vale.
«Le soldat de Marathon» (Luc-Olivier Merson, 1869) [Wkimedia Commons] |
Y, finalmente, llegamos a las postrimerías del siglo XIX, donde todos estos hechos, suposiciones, interpretaciones son cogidas por un apasionado a los estudios helenísticos, que intenta crear un evento deportivo de resistencia inspirado en la Antigua Grecia y que busca referentes -que no historia pura necesariamente- para legitimar su "producto". Me refiero, por supuesto, a Pierre Fredy de Coubertin, más conocido por su título nobiliario de barón de Coubertin, el cual creó el la prueba de la carrera de maratón, que nunca existió en los Juegos Olímpicos (ni Nemeos, ni Píticos, ni Ístmicos), que se fundamentó en un hecho histórico y en una discutible carrera, que no tenía 42 km ni por asomo (las distancias fluctúan entre 32 y 36 kilómetros), pero que sin embargo es, posiblemente, la prueba deportiva más conocida y carismática del deporte universal.
Siendo Pierre historiador, a buen seguro conocía la historia real de Fidípides, Maratón y demás, sin que sea necesariamente malintencionado, es muy probablemente el causante de la leyenda de Maratón y su importante divergencia con los hechos históricos reales. Por él corremos 42 kilómetros y pico, por él una palabra se expandió a los cuatro vientos con un significado que se ajusta poco a la realidad y en buena parte por él una leyenda repetida mil veces casi ha traspasado la frontera de lo creíble.
«The Battle of Marathon» (Christos D. Dionysopoulos, 2015)│«Maratón» (Richard A. Billows, 2014)│«Maratón» [RAE - Diccionario, 21ª edición, 1992]│«Maratón» [RAE - Diccionario, 24ª edición, 2016]│«Los nueve libros de la Historia: Libro VI» [Wikisource]│«Heródoto, Historia 6. Érato» [Scribd]│Pheiddipides [Wikipedia]││«Obras Morales y de Costumbres. Volumen V. Las cuestiones romanas y las cuestiones griegas; Sobre la fortuna de los romanos; Sobre la fortuna de Alejandro; Sobre la fama de los atenienses; ¿Fueron los atenienses más ilustres en guerra o en sabiduría?» («Moralia. De gloria Atheniensium») (Plutarco, siglo I) [Perseus 1]│«Obras Morales y de Costumbres. Volumen V. Las cuestiones romanas y las cuestiones griegas; Sobre la fortuna de los romanos; Sobre la fortuna de Alejandro; Sobre la fama de los atenienses; ¿Fueron los atenienses más ilustres en guerra o en sabiduría?» («Moralia. De gloria Atheniensium») (Plutarco, siglo I) [Perseus 2]│Plutarco [Wikipedia]│«La prueba olímpica del Maratón conmemora la gesta del griego Filípides» [Mis mentiras favoritas]│Heráclides Póntico [Wikipedia]│Luciano de Samosata [Wikipedia]│«Graded Poetry: Seventh Year by Various» (Juliet Sutherland, Amy Overmyer and PG Distributed Proofreaders, 1906) [FullBooks]│Robert Browning [Wikipedia]
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